A casi todo el mundo le apetece un buen café para arrancar por la mañana. Puede llegar a tener propiedades interesantes y a su alrededor de ha generado un enorme negocio. La última moda se trata de las cafeteras de cápsulas, al estilo de las famosas Nespresso. Pero el coste de los recambios puede llegar a resultar prohibitivo, lo que ha provocado que aparezca un mercado de cápsulas “compatibles” a un precio menor. Algo parecido a lo que ocurre con la tinta de impresora que, en en el caso de adquirir los cartuchos oficiales, se vuelve muy cara.
Pues bien, la marca Keurig (que es muy difícil de encontrar fuera de Estados Unidos) va a lanzar un nuevo sistema con DRM. La cafeteras de cápsulas Keurig 2.0 cambian su formato (con la consiguiente molestia para los consumidores) y dispondrán de mecanismos que impedirán que se utilicen recambios de terceros. La marca asegura que el motivo detrás de la decisión es asegurar la calidad del producto, pero otra posible razón la podríamos encontrar en que en 2013 caducaron las patentes de sus cápsulas, y ya un 12% de las que se venden pertenecen a empresas ajenas a Keurig.
La firma indica que el nuevo sistema es “mejor” y que la fidelidad a la marca ayudará a realizar la migración. Por otro lado, se va a inaugurar un programa que permitirá a otros fabricantes crear sus propias cápsulas licenciadas, siempre que paguen por ello. Desde luego, resulta bastante preocupante que uno se compre una cafetera y su diseñador decida qué café podemos preparar con ella. Al igual que en el caso de la tinta de impresora, necesitamos leyes que protejan a los consumidores de los abusos de las grandes multinacionales, y que les den el control total que los productos que adquieren.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees normal que el fabricante sólo admita sus propios recambios, o consideras que eso atenta contra los derechos de los consumidores?
Imagen | Chun Yip So
