La resolución 4K aumenta el número de píxeles de una pantalla, multiplicando por cuatro los que incluye un modelo 1080p. Su nombre técnicamente correcto es Ultra HD, como ya te explicamos, y ofrece 3.840 x 2.160 píxeles. Gracias a esta cifra se consigue que las imágenes se vuelvan extremadamente definidas, así que podemos colocar televisores de dimensiones enormes a distancias reducidas sin que ello implique que se note poca nitidez. Hay quien podría pensar que el 4K representa el futuro del vídeo, pero sólo hay que pasarse por una tienda de electrónica para darse cuenta de que es el presente inmediato.
Sin embargo, de nada sirve tener una pantalla con una resolución altísima si no contamos con contenido de una calidad acorde para sacarle partido. Así que vamos a intentar averiguar si estamos preparados para el 4K. Primero veremos hasta qué punto se han vuelto populares este tipo de televisores, luego comprobaremos en qué medida está disponible el contenido en 4K y, por último, analizaremos la disposición de los consumidores a adoptar esta nueva tecnología. Empieza nuestro viaje por el universo de la definición ultra alta:
Los televisores
La verdad es que los televisores se tratan del componente que más rápido avanza hacia el 4K. Después del fiasco de las pantallas en 3D, los fabricantes necesitaban encontrar un nuevo argumento para que renováramos los aparatos de nuestra sala de estar. Cuando repasamos la historia de los televisores vimos que las smart TV, los paneles curvos y los que usan sistemas OLED tienen mucho tirón, pero el 4K atrae especialmente a los consumidores. Hace un tiempo representaba un lujo al alcance de muy pocos, pero a día de hoy no tenemos que invertir una cantidad disparatada de dinero para hacernos con un modelo Ultra HD.
En el mercado encontramos alternativas desde los 500 euros, y podemos adquirir televisores de unas 50 pulgadas y resolución 4K por unos 1.000 euros. Son cifras un poco altas considerando lo que han bajado estos dispositivos en los últimos años pero, realmente, por 1.000 euros un televisor avanzado no se debe considerar caro. Así que queda claro que tenemos opciones para ver contenidos y películas en 4K… pero otro tema es conseguir esos materiales para visualizarlos.
El contenido
Se trata del verdadero problema: tenemos televisores, pero resulta muy difícil encontrar algo que disfrutar en ellos. Ya sean series, películas o videojuegos, hasta hace poco no se grababa casi nada a esta resolución. Por si eso no fuera suficiente, tampoco se encuentran demasiado desarrollados los medios para hacer que estos materiales lleguen a nuestra casa, por lo que los impedimentos son bastante importantes. De todas formas, vamos a analizar distintos casos:
Blu-ray 4K
El 1080p nos conquistó a todos cuando vimos por primera vez un Blu-ray, que sorprendía por el salto de calidad que suponía frente al DVD. Sería genial prescindir de medios físicos y que los contenidos nos llegaran por Internet, pero muchas conexiones no son capaces de ello. Así que resulta imprescindible un disco que soporte el Ultra HD, no sólo para llevar este tipo de material a los hogares, sino para que los coleccionistas puedan seguir comprando películas con la mejor de las calidades.
Por lo tanto, estas Navidades nos esperan nuevos discos (de entre 50 GB y 100 GB) que necesitarán nuevos reproductores. La verdad es que la industria se ha tomado con calma el lanzamiento del Blu-ray 4K, tal vez por el miedo al streaming. Está claro que este formato no va a tener el éxito de sus antecesores, pero resulta necesario para ofrece la máxima calidad posible (4K hasta a 60 fotogramas por segundo). Los nuevos discos llegan tarde, y dentro de unos meses veremos si se lanzan catálogos amplios o sólo películas determinadas.
Televisión y streaming
La verdad es que, viendo el ritmo de la implantación de la televisión HD en España, no podemos esperar que el 4K vaya a llegar a nuestras antenas a corto ni a medio plazo. TVE ya ha realizado pruebas de emisión en Ultra HD, pero llevar esto al gran público supondría renovar sintonizadores, reorganizar la parrilla de canales y optimizar el aprovechamiento del espacio radioeléctrico. Desde luego, son retos que van a llevar un tiempo.
Respecto al streaming, Netflix ya emite algunas series en 4K y Amazon ya empezó a rodar en Ultra HD el año pasado… aunque estos servicios no se ofrecen en España. El mayor problema no es que carezcamos de contenido en esta resolución, sino la velocidad para acceder a él. Un streaming en 4K necesita 15 Mbps reales (aunque debería ser bastante más para ofrecer buena calidad), pero en España muchas personas aún cuentan con antiguas conexiones ADSL de “hasta 10 megas” con las que resulta absurdo pensar en estas resoluciones.
Videojuegos
A día de hoy, las consolas no tienen potencia suficiente para mover juegos en 4K, y aún tardarán años en ser renovadas… sin garantías de que sus sucesoras vayan a ofrecer tal capacidad. Sí que se puede jugar en PC a 4K pero, aparte de ser una plataforma un tanto minoritaria, necesitamos hacernos con una tarjeta gráfica avanzada para llegar a estas resoluciones. A día de hoy, sólo los más pudientes han saltado al Ultra HD en el mundo del PC.
Un televisor 4K puede costar 1.000 euros, pero un ordenador para jugar a esta calidad se puede poner tranquilamente en los 1.500 euros, ya que no querremos sólo una elevada resolución, sino también un rendimiento acorde. Podemos concluir que a día de hoy el 4K aún no ha llegado de forma definitiva al mundo de entretenimiento interactivo, y puede tardar un par de años en volverse popular entre el grueso de los usuarios.
Los consumidores
¿Están los consumidores dispuestos a saltar al 4K? La mayoría de los compradores de televisores no conoce con tanto detalle la tecnología, y se deja guiar por dependientes o conocidos. Si dentro de su presupuesto entra una tele 4K, desde luego no se van a llevar una 1080p, el marketing casi siempre convence en estos casos. Pero posiblemente luego colocará el aparato a una distancia que impida aprovechar la resolución, o lo conectará a fuentes de vídeo muy deficientes. Hay que ser realistas, muchas personas aprecian la calidad de vídeo y audio, pero a la mayoría les importa poco. Y el salto del 1080p al 4K resulta mucho menos impactante que el que se dio desde la definición estándar.
Así que la conclusión es que no, no estamos preparados para el Ultra HD. Los televisores ya se encuentran en las tiendas y bastante gente los compra pero, ante la falta de contenido, por ahora van a servir de poco. Además, al haberse situado en precios populares, no todo el mundo que adquiera un modelo 4K realmente tendrá intención de sacarle partido. Así que me temo que pasarán unos años hasta que los consumidores y los contenidos estén listos para la nueva resolución.
¿Tú qué opinas de este tema? ¿Te ves personalmente preparado para dar el salto al 4K, o puedes esperar aún un tiempo prudencial?