A mediados del año pasado te comentamos que la primera sangre artificial estaba en camino. Una de esas noticias que pronto se olvidan, y que no veíamos claro que realmente se fuera a transformar en realidad. Pues bien, hoy tenemos el placer de informar de que la investigación ha ido bien, hasta el punto de que está previsto realizar ensayos en humanos durante el año 2017. Desde luego, un avance que puede cambiar la medicina para siempre.
Así que vemos a analizar el problema que supone la sangre a día de hoy para los médicos, veremos en qué consisten las pruebas que se van a llevar a cabo con personas y comprobaremos la manera en la que se abren posibilidades increíbles para muchos enfermos. Empieza nuestro recorrido:
El problema de la sangre
Pese a los avances en la medicina, la sangre es una sustancia que no se puede sintetizar con la tecnología disponible. Sin embargo, hablar de transfusiones de sangre en general resulta algo ambiguo, ya que el líquido extraído se separa en plasma, glóbulos rojos y plaquetas, de forma que cada paciente reciba el componente que necesite. La sangre se usa en diversos procedimientos médicos, como en el caso de quemaduras, quimioterapia, operaciones invasivas y en el caso de accidentes que supongan heridas abiertas en la víctima. En general, las intervenciones quirúrgicas tienen a ser cada vez menos invasivas. Eso elimina riesgos y facilita la recuperación, pero además reduce la necesidad de sangre.
Aunque el objetivo es hacer de la donación de sangre un acto voluntario y gratuito, en ciertos países resulta necesario un incentivo económico o de otro tipo para conseguir mantener las reservas de sangre a un nivel aceptable. En España no es legal recibir nada a cambio de una donación, pero las campañas destinadas a promover la solidaridad no siempre tienen éxito. En cualquier caso, resulta obvio que la sangre artificial evitaría muchos problemas y permitiría usar el líquido con mayor libertad.
El ensayo británico
El NHS (el sistema de salud británico) ha estado trabajando en sangre artificial gracias a la colaboración de las universidades de Bristol, Cambridge y Oxford. En concreto, lo que han elaborado son glóbulos rojos, los que transportan el oxígeno al cuerpo, y que se tratan del componente usado en intervenciones quirúrgicas o traumatismos graves. Han utilizado células madre provenientes de adultos y de cordones umbilicales para conseguir crear los glóbulos rojos artificiales.
Así que en el 2017 está previsto probar esta sangre artificial con un pequeño grupo de voluntarios, para evaluar su eficacia y seguridad. Se trata de la primera fase de un ensayo clínico que se ampliará más adelante si todo sale como está previsto.
De todas formas, a día de hoy el NHS no tiene previsto sustituir las donaciones con sangre artificial. El objetivo ahora mismo es poder ofrecer tratamientos a personas concretas. Y es que determinados pacientes con grupos sanguíneos raros y que necesitan transfusiones periódicas representan un problema con el sistema actual. Por lo tanto, las campañas para incentivar la donación de sangre y órganos se mantendrán e incluso ampliarán.
Pero no resulta difícil imaginar que, cuando la sangre artificial sea eficaz, segura y barata, acabará sustituyendo a la natural. Se ahorrarían los grandes costes asociados a la donación, comprobación de la salubridad y almacenamiento de la sangre. Y se podrían hacer realidad nuevos tratamientos, como inyectar sangre joven a los enfermos de Alzheimer para mejorar sus síntomas.
Un futuro de órganos a la carta
La donación de órganos representa otro problema grave. A día de hoy se trabaja en crear bancos de órganos que los puedan preservar durante meses, pero eso no va a solucionar la escasez existente. El objetivo a largo plazo es poder crear órganos, algo que a día de hoy representa un reto muy grande.
No está claro si se conseguirá primero generar órganos a la carta para trasplantar desde animales como los cerdos, o si se diseñarán in vitro en laboratorios. El caso es que parece más que probable conseguirlo, y es cuestión de seguir trabajando (y financiando) para llegar a un futuro en el que nadie muera esperando un órgano de sustitución. No se trata de una meta a corto plazo, pero la creación de la sangre artificial demuestra que muchas cosas antes imposibles se van volviendo realidad con el avance de la técnica.
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Así que ya ves que la sangre artificial podría volverse real tan pronto como en 2017, y si los primeros ensayos salen bien, en unos años llegará a los hospitales. Quizá en un par de décadas las donaciones de sangre desparezcan, y la medicina pueda llevar a cabo todos los tratamientos de sangre necesarios sin verse limitada por su disponibilidad. Desde luego, un hito histórico que podríamos presenciar en menos tiempo del que pensábamos.
¿Qué opinas tú de este tema? ¿Crees que durante el 2017 la sangre artificial demostrará ser una opción viable, o no ves probable que las cosas salgan bien a la primera?